Queridos amiga y amigo,
hermano y hermana:
Hace ya 30 años que el Señor quiso que nos encontráramos en el camino.
30 años de historia compartida con nacimientos de los hijos, días de sol y días de tinieblas, momentos de dolor y de mucha alegría.
Aunque no es el lugar más poético, sin embargo basta entrar en el baño de su casa levantada durante esto 30 años con el cariño de ustedes mismos y con el de quienes han ido incorporándose a su vida, en ‘mingas’ plenas de esfuerzo y de alegría, para comprobar en la construcción y sus terminaciones, así como en las flores y sus adornos, no sólo la mano sino también el corazón de cada uno de ustedes, varón y mujer, hecho amor concreto a través de pequeños y grandes signos.
Muchas veces hemos comentado que no basta que el esposo-papá le diga al regresar a casa a su esposa-mamá: “Te quiero mucho”. Y que la respuesta de ella es muy auténtica: “No me quieras tanto. Ayúdame a lavar la loza y cambiarle los pañales a la guagua”.
Pero también hemos reconocido que NO bastan los signos de amor: que hay además dos cosas necesarias 1º: expresarlos con palabras que ayuden a interpretarlos en toda su profundidad y riqueza, y 2º: entregarlos con amor no sólo mantenido sino engrandecido día a día, y no sólo gestos hechos por cumplir con un deber comprometido años atrás.
Ni sólo gestos concretos de un amor vivo y renovado; ni sólo palabras poéticas por muy hermosas que sean, que igualmente cuando no tienen raíces en tierra concreta, se las lleva cualquier viento.
Y con ustedes quisiera poder celebrar esta vida que ustedes me han invitado gratuitamente a compartir.
Pero, para eso es necesario primero que ustedes no desconozcan ni olviden todo lo hermoso que han vivido durante estos 30 años.
Que los problemas, errores, fallas y hasta las mismas pequeñas o grandes infidelidades sean una ayuda para crecer aprendiendo de ellas con humildad e inteligencia.
Sin olvidar que es imprescindible contar con el perdón de la pareja e hijos para poder retomar así el ánimo y las fuerzas necesarias para levantarse y seguir caminando, subiendo la cuesta, cargando con las cruces personal, de mi pareja y familia...hasta la cumbre del monte donde nos espera la resurrección.
Sin olvidar que mi pareja necesita de mi grandeza de alma y corazón para ofrecerle como Cristo en la Cruz, mi perdón ( y en lo posible ‘el olvido’, dejando todas las sombras detrás de las luces) antes que mi pareja tenga que pedírmelo. Será mi muestra clara, de que a pesar de todo, mi amor sigue vigente y creciendo desde la vida con sus luces y sombras, y que mantengo no sólo la esperanza que el suyo también madure, sino que estoy dispuesto/a a colaborar de todo corazón para que así sea.
Es el compromiso que tomaron ustedes al casarse por la Iglesia ante Dios y la Comunidad Cristiana: ser testigos del AMOR, y ayudarse en ello para serlo como comunidad familiar, adelanto del Reino, ante el mundo entero comenzando por sus propios hijos y familiares y amigos cercanos.
Compromiso que también fue asumido hacia ustedes ese día, por el Señor y por toda la Comunidad que les acompañó y toda la Iglesia representada por sus padrinos.
¿Cuál es el secreto que hizo posible que ustedes, tal vez demasiado jóvenes aún, iniciaran esta aventura?
¿Qué es lo que les ha permitido recomenzar cada día, y especialmente luego de esos días oscuros propios de toda relación interpersonal?
¿Cuál es el secreto que nos permite también a nosotros hoy día mantener viva la esperanza y acompañarles con seguridad en esta aventura hasta que la muerte les separe? ( si es que la muerte puede separar lo que el amor ha unido…)
No hay otra respuesta posible. Tampoco la hay humanamente hablando. (es cosa de abrir los ojos a la realidad que vivimos de tantas parejas y sacerdotes o religiosos/as, que hoy ni son capaces de asumir un compromiso, ni de perdurar en él).
La respuesta es una sola: EL AMOR VERDADERO.
Ese que no nace de voluntad del hombre sino que es un regalo de Dios. El AMOR que no tiene envidia, ni busca su propio interés, el que todo lo perdona y todo lo espera…el AMOR que es capaz de vivir la experiencia de la ab-negación, es decir de negarse a sí mismo, para pensar primero en el ser amado.
El AMOR que ha podido vivir y permanecer viviendo en la fe en la Palabra de Dios, hecha testimonio en Jesús y su Cruz de muerte y resurrección: “el que busca su propia felicidad, ese la pierde. El que entrega su vida hasta el fin buscando la felicidad del otro ese la encuentra”
El AMOR que no se preocupa primero de buscar ‘vivir en paz’; sino de caminar pacientemente, es decir ‘avanzar sin perder la paz’. El que se juega como Cristo, verdadero Dios y Hombre, hasta la última gota de su sangre en la cruz pensando y orando y perdonando a sus amigos y a sus enemigos, sus hermanos todos.
Ese AMOR que a pesar de sentirse abandonado por todos, incluso por su propio Padre de los Cielos: ‘Padre, por qué me has abandonado’; ese que ya no tiene fuerzas para seguir en este camino de entrega: ‘Si es posible que pase de mí este cáliz de amargura’; sin embargo mantiene viva y encarnada en la vida de cada momento su fe en el Padre: ‘Padre, en tus manos pongo mi vida’.
Ese AMOR que va inseparable en su base de la FE y en su proyección de la ESPERANZA.
Ese AMOR que busca la realización humana plena, que no es posible para quienes hemos sido creados por Dios, sin una FE, un AMOR y una ESPERANZA, hecha vida en la vida, y no después de haber conseguido la realización humana personal como muchos piensan; sino, desde dentro con ella misma.
Una FE que no la celebramos en la capilla y luego la dejamos guardada en ella o junto a nuestros santitos en casa. Una FE que transforma nuestra VIDA concreta con sus dolores, enfermedades y muerte.
Una FE que inserta en nuestra vida, nos ayuda a crecer como personas integrales ya aquí y ahora, disponiéndonos así para vivir plenamente humanizados-divinizados junto al “Cristo de la gente, de mi pueblo y ciudad: el Cristo de verdad”, humano-divino, en la VIDA ETERNA.
GRACIAS al SEÑOR del AMOR, que nos regala la FE y la ESPERANZA.
GRACIAS a ustedes dos que me incorporaron en su VIDA.
GRACIAS a sus hijos, que me recibieron en sus vidas como tío o abuelo.
GRACIAS a todas las FAMILIAS que han hecho otro tanto conmigo.
GRACIAS A LA VIDA que les ha dado tanto.
GRACIAS por haber sido ustedes testigos del AMOR de Dios en sus vidas.
GRACIAS por tantas veces que ustedes han compartido ese AMOR con otras parejas que lo necesitaban, como también ustedes lo han necesitado de otros que han estado cerca.
GRACIAS, simplemente GRACIAS, por tener OJOS para reconocerte DIOS de AMOR en las pequeñas flores de mi jardín, en los amaneceres de luz y en las puestas de sol en el horizonte del Pacífico. También en el abrazo de los pobres y enfermos.
GRACIAS por los OÍDOS para escuchar Su voz de reprensión cariñosa o de aliento paterno-materno en la voz de quienes Él ha colocado en nuestro camino.
GRACIAS por este CORAZÓN que nos regala con la capacidad de AMAR como el Suyo.
GRACIAS por mi pareja que ha sabido ser paciente y comprensiva conmigo. Que me ha ayudado con mucha verdad pero con más cariño, a tomar conciencia de mis debilidades propias, animándome a levantarme siempre sin cansarse ella, ni aceptar mi desánimo.
GRACIAS SEÑOR por estos 30 años de CAMINO nada fácil en el AMOR.
GRACIAS porque, aunque sea triste en algunos casos reconocerlo, podemos al menos celebrar las cenizas vivas que siempre quedan en donde ha habido un verdadero AMOR.
Concédenos como en las Bodas de Cana, poder saborear ahora el mejor VINO, añejado en las vasijas del dolor y de la esperanza, envasado en nuestras comunidades eclesiales.
Te lo pedimos Padre, y seguros de Tu AMOR PRIMERO nunca cansado, lo esperamos con alegría como al Sol, por detrás de toda tempestad.
MIGUEL ESTEBAN sscc.
Viña, Febrero del 2010
http://www.miguelemacaya.blogspot.com
jueves, 4 de febrero de 2010
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1 comentario:
Recordado Miguel:
Como ha pasado el tiempo de tu "enefermedad". Al parecer de pone ya u n poco más difícil aguantarla o soportarla. Cuenta con nuestar oración y apoyo incondicional a lo que Dios quiera para tí....
Por nuestro lado, ha llegado una nueva integrante a la familia: ha nacido hace unos 12 días nuestra tercera nieta: Mariangeles, hija de María Jesús (su tercera hija).
Me acordado mucho d etí, sobre todo cuando salen las noticias de tu ex-grupo scout Stella Maris. Si hasta a Javier Prado lo entrevistaron sobre el tema de la totemización.
Bueno Miguelito, fuerza y ya sabes que tienes el cariño y apoyo de todos nosotros, de estas tierras penquistas.
Federico B.,
Concepción.
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