jueves, 19 de febrero de 2009

“FORMAR” y/o “EDUCAR” a nuestros menores.

QUERIDO AHIJADO:
Cumplo con lo prometido como padrino y ‘abuelo’, para ti y para tu hijo.
La verdad es que siempre he sentido mucha alegría y satisfacción viendo tu preocupación por brindar una buena ‘formación’ a tus hijos. Lo volví a constatar el día de mi visita a casa.
Precisamente a partir de esta constatación es que me surgieron algunos comentarios que no era el momento ni había suficiente tiempo para compartirlos. Lo hago ahora en esta breves líneas:

1. la palabra que usamos frecuentemente de ‘formación’ para nuestros menores en casa, escuela o iglesia, no me satisface del todo: formar corresponde más bien al artesano que da forma a su obra, como él la sueña, o a su imagen propia... a menudo con el “formón”, cuando la materia es algo dura.
2. más me gusta y mejor me parece la palabra “EDUCAR” a nuestros menores. Palabra que viene del latín “e-ducere” que traducido literalmente significa : guiar (conducir) desde dentro hacia fuera.
3. Es la labor mejor significada por la palabra “sembrador” o “jardinero”: él NO DA FORMA a la planta cuya forma está en el PROYECTO PERSONAL DE DIOS PARA CADA UNO, IRREPETIBLE. Nosotros como sembradores, colocamos la semilla que EL nos regala en una tierra lo mejor posible y como jardineros la cuidamos aportándole a esa plantita todos los abonos, agüita, sol y calor ... todo el cariño... que podemos, para que ELLA CREZCA desarrollándose según su propia personalidad (forma y color ... adaptándose al clima siempre nuevo...), según el PROYECTO PERSONAL de DIOS para ELLA.
4. Somos pues, SÓLO SERVIDORES de una VIDA que NO nos pertenece; sino que se nos ha encomendado como un regalo con el que seremos felices, sólo en la medida en que alcance su DESARROLLO PROPIO, apoyada por los VALORES que el mismo Dios nos ha enseñado a nosotros los mayores, a lo largo de nuestra propia vida.
5. Nuestra misión sería más bien colaborar para que sea siempre una realidad ese lema : “fidelidad creativa o creatividad fiel” , recogiendo de lo antiguo y de lo nuevo, proponiendo lo probado y aprendiendo en el riesgo corrido, ... junto a ellos, para evitar caídas inútiles, aprender de las caídas y tropiezos propios de quien se arriesga, y ayudar a levantarse siempre, sin reproches inoportunos.
6. Recordar que “el que no se arriesga no cruza el río”, lo cual fue parte de mi experiencia en la selva... y también eso de que “no hay mal que por bien no venga” ...
7. unido a eso otro de “no temas ir despacio, sólo teme no avanzar” que vale especialmente en su primera parte, para los jóvenes; y en su segunda parte, especialmente para los mayores... aunque desgraciadamente he podido percibir que los jóvenes se están quedando, y somos los mayores los que a pesar de los años tenemos que mantener la creatividad.
8. Relacionado tal vez con estas últimas reflexiones, me preocupó algo que tiene que ver con el modo y la oportunidad de tus ‘llamadas de atención’ a tu hijo:
a) un tono tal vez demasiado duro, lo cual no pone en duda la firmeza de lo que uno quiera decir,
b) la oportunidad de hacerlo, en un momento en que estábamos compartiendo algo grato,
c) el hacérselo delante de todos los que estábamos allí: resto de la familia y yo, que aunque me sientas de la familia, estaba más bien como invitado.
d) Me recordé del consejo de Jesús: “Si tu hermano peca, anda y díselo en privado. Si no, llama a 2 o 3 testigos... y si no, ante toda la comunidad... y finalmente... si no, trátalo como a un extranjero.”

9. En síntesis:
a) mano firme, siempre respaldada con el “testimonio personal” que avale tus palabras,
b) con el cariño que no debilite la fortaleza, y con la fortaleza que no opaque el cariño...
c) anunciando el evangelio ‘con oportunidad o sin ella’ pero cuidando siempre que sea en la mejor oportunidad, si se puede escoger, ... para que sea bien acogido...
d) y sobre todo cuidando que la persona que recibe la corrección o sugerencia no se sienta humillada; sino al contrario valorada en su capacidad de crecer, desde una actitud humilde, base de toda maduración, y agradecida por el amor-cuidado recibido, ... ... que a lo más pueda decir: ‘no me quiera tanto...’,
e) sirviendo al despliegue de su personalidad en toda su riqueza programada por un Dios, que aunque no lo percibamos, nunca está ausente de nosotros,
f) y como la planta bien cuidada por el sembrador, con un amor que sabe olvidarse de si mismo, incluso de sus propios proyectos y sueños respecto a ella.

10. Relacionado con la letra e) anterior, creo que es bueno aunque nada fácil, plantearnos lo siguiente:
· La POSICIÓN de muchos jóvenes con respecto a Dios y a la Iglesia, creo que hay que aceptarla como una posición del momento de su crecimiento, que no ha sido siempre, ni tiene por qué serlo definitivamente.
· ¿A qué podría deberse? En primer lugar a un proceso de a veces largo tránsito entre una niñez, aceptando todo lo que los mayores nos plantean sea por cariño a ellos o por temor, o por ambas cosas a la vez.., pasando por la adolescencia, espacio duro de recorrer, para llegar a ser ‘uno mismo’ en la adultez.
· En segundo lugar a la(s) experiencia(s) a veces hasta contradictorias que van teniendo, queriendo salir del nido, al enfrentarse a los padres, los profesores y a los curas y adultos de la iglesia. Espontáneamente están impulsados a apartarse de ellos, al menos mientras no se sientan seguros de sí mismos,
· más aún si les presentamos una religión y/o un Dios ajeno a su vida de joven, que aparece como celoso de su felicidad, más aun un juez castigador y condenador de todo lo que resulta atractivo para ellos, muy distante de ser un padre comprensivo y capaz de perdonar, que sabe observar, escuchar, comprender, proponer, y finalmente perdonar.
· La imagen cercana o distanciadora de Dios estará muy marcada por la imagen que les propongamos a ellos con nuestras actitudes de padres, profesores o curas y adultos en la iglesia; pero sobre todo por la de sus papá, padrino, profesor varón, hermano mayor, … aunque cada vez más va jugando este rol también el sexo femenino, al ir descubriéndose en la Biblia el rostro paterno-materno de Dios.
· La esperanza es que en la medida en que va llegando la seguridad y confianza en sí mismo propia de una adultez ( que en nuestra cultura demora cada vez más en llegar, al contrario del desarrollo físico genital), ... y en que estas imágenes ya señaladas acercándoles a Dios no les hayan sido traumatizantes,… ellos puedan descubrir personalmente a ese verdadero Dios de Jesucristo, que es Padre muy exigente consigo mismo en su entrega de amor, comprensión y perdón,… y lo espera igualmente de nosotros, como sus hijos fieles y leales.

Perdona lo larga de esta reflexión, que espero que te sirva a ti y a otros, comenzando por tu esposa, y continuando también por tus hijos ahora y cuando les toque a ellos ‘educar a sus hijos-tus nietos’ que no será en muchos años más … y ojalá para muchos otros, ..... como también me ha servido a mi.

Puedes compartir con tus hijos lo que quieras de esta carta.


Tu padrino y hermano

MIGUEL ESTEBAN sscc.

Desde Viña del Mar, Febrero del 2009.

1 comentario:

Gabriel Bunster dijo...

Una sencilla y suave clase magistral de educación. Gracias cura Miguel.